La calle de la Ruda comunica la plaza de Cascorro con la calle de Toledo, b. de las Amazonas, d. de la Inclusa, p. del Buen Consejo.
El nombre a la calle le viene de la planta arbustiva así
llamada, la Ruta Graveolens, que vale tanto como ornamental de jardín como
hierba medicinal o como condimento. Hasta esta calle llegaban las tapias del
huerto del cercano convento de la Latina y precisamente, en la parte de la
calle se situaba un considerable plantel de Ruda, tal y como nos cuentan
Cambronero.
De la calle de la Ruda, y de casa de su amigo el progresista
Basualdo, salió en la fría y nevosa mañana del 13 de diciembre de 1843 D. Salustiano
Olózaga, poco tiempo antes presidente del Consejo de ministros, huyendo de la persecución
y del atentado con que le amenazaba la reacción triunfante, que sin razón
acusaba a Olózaga de haber querido arrancar por la fuerza a la reina niña el decreto de disolución
de las Cortes. Vestido de labriego y acompañado hasta la puerta de Toledo por el
ama de llaves de Basualdo, consiguió salir de la corte con el guarda de una dehesa
de Illescas y unirse en Leganés al viejo contrabandista llamado «el Fraile», con
cuya partida, después de novelescas andanzas y varios peligros, consiguió arribar
felizmente a la frontera de Portugal.
En el número 12 de la calle de la Ruda fundó y dirigió el doctor D. Santiago Albitos el Asilo de Santa Lucía para enfermos de la vista.
El primer cocido se sirvió en el siglo XX y desde ahí, no ha cambiado
lo fundamental: “un buen cocido necesita
muy buenos ingredientes y echarle tiempo; lo que hacemos es traer lo mejor de
lo mejor: chorizos de León, garbanzos de Zamora, morcilla de Asturias, codillo
(curado, que no fresco) de Granada...”. Vamos, la mejor
materia prima española en un platazo. Pero si de algo pueden presumir es de su
sopa, ganadora de “La ruta del cocido” del año 2011, votada por comensales con
muy buen diente.
El origen del nombre del restaurante es el de un mendigo que
solía visitar el lugar, casi todos los días, un pobre cuya única obsesión era
su guitarra y que se le conocía por Malacatín, siendo de la simpatía del
personal y del propietario del local.
Dicho mendigo tan solo contaba en su repertorio con una
simple melodía:
"Tin, tin, tin, Malacatín tin,tin,tin"
pero con la que conseguía sus copitas de vino de parte del
señor Julián por lo que éste pasó a ser Julián el de Malacatín.
Ruta graveolens, comúnmente llamada ruda es una especie de
la familia Rutaceae, nativa del sur de Europa. Se suele
cultivar como planta ornamental de jardín, en especial por sus hojas azuladas y
por su tolerancia a suelos secos y al calor. También se cultiva como hierba
medicinal y condimento.
Arbusto muy ramificado que puede vivir varios años, debido a
esta longevidad el tallo puede volverse leñoso. Alcanza alturas de entre 70 a
100 cm. Las hojas semi-perennes, de color verde glauco, son alternas compuestas
por varios segmentos de los cuales los laterales son alargados y el terminal
ovalado o blanquecino, de consistencia algo carnosa. Las flores, forman
ramilletes y tienen entre cuatro y cinco pétalos, siendo de un color amarillo
vivo. El fruto es una especie de cápsula con cinco lóbulos. La planta entera
tiene un aroma característico difícil de confundir con otros. El sabor de las
hojas es ligeramente picante pero éste queda enmascarado por el intenso aroma
que despide.
En la Biblia aparece mencionada (Lucas 11:42-43) esta planta
como peganon este nombre se continúa empleando en el griego moderno como
apiganos. En la taxonomía botánica actual Peganum denota un género muy lejano
de la ruda denominado Zygophyllaceae.
En el edicto de Carlomagno Capitulare de villis vel curtis
imperii artículo nº 70, aparece mencionada con el nombre de rutam.
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