miércoles, 18 de enero de 2017

Calle de la Bolsa


Calle de la Bolsa


Hasta muy entrado el siglo XIX la calle de la Bolsa era conocida como Plazuela de la Leña. Era más bien un callejón muy irregular que acababa en una violenta escuadra llamada Plaza de la Aduana Vieja. El antiguo nombre, según Mesonero Romanos, pudiera provenir de las pilas de madera que sirvieron de barricada a los comuneros madrileños y segovianos frente a las tropas imperiales. Como la calle se abrió en 1548, a propuesta de Francisco Castillo, secretario del Consejo, el recuerdo de aquella guerra era aún muy reciente. Peñasco y Cambronero recogen esta versión, pero es más creíble para ellos que en esta zona hubiese en otras épocas un mercado de leña “y así nos ahorramos de buscar etimologías que, por lo originales, pueden dar lugar á discusión”.


La denominación actual de la calle se debe a que durante muchos años estuvo aquí la Bolsa de Comercio, en un edificio construido en 1645 y cuyo primer destino fue el de Aduana. Cuando en 1769 se finalizó el edificio de la calle de Alcalá, la Aduana se trasladó allí; el viejo caserón de la plazuela de la Leña tuvo diversos usos desde entonces. Mesonero Romanos cita varios: Archivos públicos, cuartel de voluntarios realistas, escuela de caminos y canales, y por último, desde 1850, Bolsa de Comercio. La Bolsa estuvo en esta calle hasta que en 1893 se finalizó el magnífico edificio que hoy le sirve de sede en la plaza de la Lealtad. La vieja casa de la Bolsa perduró hasta 1926, cuando se decidió la regularización del final de la calle de Carretas y se abrió la plaza de Jacinto Benavente, ocupando parte de su solar.


En esta calle estuvo la casa del Colegio Notarial, agrupación que en 1653 existía como Hermandad de Nuestra Señora del Ruego, Pedrea y Ánimas benditas del Purgatorio, fundándose el Colegio en 1776. En este edificio estuvo, hasta que se trasladó a su residencia propia en la calle de San Mateo, la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, que fue fundada en 1870 por don Fernando de Castro. En un piso de esa misma casa estuvo instalado un Círculo obrero de carácter muy avanzado e individualista, y con un aspecto cultural que hacía desfilar en su tribuna en cursos y conferencias a muchas salientes figuras  de la intelectualidad.

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