La calle de las Amazonas se encuentra entre la plaza de Vara del Rey y la calle de la Ribera de Curtidores.
Aparece ya esta calle en el plano de Texeira, aunque no hay
nada construido donde hoy se halla la casa de socorro de Arganzuela. En el
plano de Espinosa sí que se llama como hoy en día. Está en pleno corazón del
Rastro, en un lugar en el que tradicionalmente, entre otras muchas cosas, se
halla el mercadillo de minerales, donde muchos hemos ido en busca de un buen
trozo de pirita, aragonito o biotita para completar la colección que nos
mandaban hacer en el colegio.
La tradición más aceptada de las que explican el origen de
su nombre, indica que dentro de las festividades que hubo con motivo de la
entrada en Madrid de la tercera esposa de Felipe II, Isabel de Valois, estuvo
la actuación de un grupo de mujeres que, a caballo, ejecutaron unos difíciles
ejercicios acrobáticos con gran destreza. En el paraje donde hoy se abre esta calle
había un corral donde estaban guardados los caballos de estas damas, y que fue
conocido como corral de las Amazonas. Y este es el sencillo origen de la denominación.
Otra propuesta, dada por Peñasco y Cambronero, aunque la
ponen “en tela de juicio”, bien es verdad que la otra tradición también la
cuestionan, dice que la calle se abrió cuando se descubrió el río del mismo
nombre y “se encomiaba el valor de aquellas célebres mujeres”. Sin embargo,
como el Amazonas fue descubierto en 1499 y por aquellos años la villa aún no había
llegado hasta estos contornos, es bastante difícil que no suene a fantasía esta
segunda leyenda.
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