lunes, 16 de enero de 2017

Calle de Argumosa

Calle de Argumosa


La calle de Argumosa, popularmente conocido como "el bulevar de Lavapiés", une la plaza de Lavapiés con la Ronda de Atocha.

Si bien Peñasco y Cambronero indican que la calle está dedicada al jurisconsulto Wenceslao Argumosa y Bourke (1761-1831), y Federico Bravo Morata lo acepta, Répide dice que en realidad el homenajeado es el cántabro Diego de Argumosa y Obregón, cirujano (lo que apoya esta hipótesis, dada la cercanía del antiguo Colegio de Cirugía de San Carlos), nacido en 1790 y fallecido en 1865.

El espacio que ocupa la plaza de Lavapiés y parte de la actual calle de Argumosa se encontraba, a finales del siglo XVI ocupado por un gueto judío cuya sinagoga se encontraba situada en la actual parroquia de San Lorenzo. Llegando a existir un cementerio en las cercanías. Las viviendas de esta calle formaban parte de los denominados «barrios bajos» de la ciudad.

Esta calle, amplia y despejada en relación con las de su entorno, se abrió en los terrenos que ocupaba la fábrica de salitre en el último cuarto del siglo XIX. Sin embargo no quedó totalmente expedita hasta la segunda década del siglo XX, cuando se derribaron las últimas casas que taponaban su salida a la plaza de Lavapiés. Desde entonces y, citando a Répide, se convirtió en la calle “mejor y más anchurosa de esos barrios”.

En 1860 el ingeniero Castro se encontraba realizando planes para el ensanche de Madrid y esta calle estaba en la frontera. La cercanía con la calle de Santa Isabel y el Hospital Provincial atrajo el ambiente médico de la ciudad de comienzos de siglo. La instalación y rehabilitación del Museo Reina Sofía cambió el escenario de la calle.

En el eje viario de esta calle se celebran las fiestas de San Lorenzo (del 8 al 12 del mes de agosto). A comienzos del siglo XX la calle se ha transformado en una calle de terrazas y restaurantes multiculturales.
Diego Manuel de Argumosa y Obregón (Villapresente, Cantabria, 7 de julio de 1792 - Torrelavega, 23 de abril de 1865) fue un médico español que llegó a ocupar la cátedra de cirugía en la facultad de Medicina de la Universidad de Madrid. Distinguido como «El restaurador de la cirugía española», se caracterizó por ser un gran innovador en el campo de la ciencia médica, destacando por realizar el primer ensayo clínico e impulsar el uso de la anestesia en España, introduciendo el éter en 1847.

Obtuvo gran experiencia y conocimientos como médico durante la Guerra de la Independencia, atendiendo a los heridos en el Hospital de San Rafael de Santander. Buen estudiante, mejor profesional, con dotes de poeta y filósofo, su fuerte carácter le trajo no pocos problemas políticos y académicos.
Sufrió un grave quebranto cuando intervino como científico en el famoso episodio conocido como «Las llagas de sor Patrocinio» al decir que lejos de ser incurables y milagrosas, eran provocadas y de breve curación siempre que no se procurara sostenerlas en ese estado.

También destacó en su faceta política. Liberal e isabelino, ingresó en el Partido Progresista, con el que llegó a ser segundo alcalde de Madrid y diputado por la provincia de Madrid durante los años 1836 y 1837. Fue nombrado médico de cámara de la reina Isabel II, cargo que nunca llegó a ejercer, por voluntad propia.

De carácter generoso, muchos de los ingresos y remuneraciones que obtuvo, tanto por su faceta política como médica, fueron destinados a obras sociales, destacando los 2000 reales para equipar y vestir a las tropas españolas, embarcadas en guerras coloniales.

Tras la muerte de su familia y su jubilación a los 62 años, se retiró a su pueblo natal y falleció en Torrelavega.

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