La Plaza de Herradores está entre las calles Mayor y Arenal,
a unos metros de la plaza Mayor, en pleno centro del Madrid histórico.
En uno de los extremos de esta pequeña plaza hay una placa
del ayuntamiento de Madrid que recuerda que allí estuvieron en el siglo XVI las
paradas de las sillas de mano, que fueron los primeros taxis que circularon por
Madrid, y que eran carruajes particulares al principio y luego, al extenderse
tanto su uso, se hicieron de alquiler.
Está documentado que en 1607 en la plaza de Herradores se
encontraba ubicado uno de los dos puestos de venta de nieve de la Villa y
Corte. El otro estaba situado en la Puerta del Sol aunque más tarde
proliferaron por toda la ciudad.
El 26 de enero de 1620 se produce uno de los acontecimientos
gastronómicos más importantes sin duda en la historia de Madrid. La apertura del primer figon con el nombre de Botín. El pionero no era otro que un cocinero francés de nombre Jean y de apellido Botín, casado con una mujer de origen asturiano y que nunca tendría descendencia. A su fallecimiento, su negocio de
la plaza de Herradores número 7 pasó a manos de un sobrino de su esposa,
manteniendo el apellido del fundador.
En 1735 se abrió en la plaza de Herradores una tahona que
continuó allí tras la remodelación del edificio en el siglo XIX. Su horno de
leña árabe es el precedente del actual negocio denominado Museo del Pan Gallego. Se trata de una panadería recuperada a principios de los años ochenta
del siglo pasado por un orensano llamado José Menor quien, tras volver de la
emigración americana, recuperó la infraestructura tal como era en un principio.
Hoy en día es una de las panaderías con más prestigio de la ciudad, donde se
pueden degustar todo tipo de horneadas al estilo tradicional.
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