La calle de la Primavera, a escasos metros de la plaza de Lavapies, se ubica entre la calle de la Esperanza y la calle de la Fe.
Entre calles marcado nombre religioso, sorprende primeras
toparse con una de nombre tan poético. Aunque esta calle pudiera asociarse a
flores, colorido y espacios abiertos, nada tiene que ver con su realidad
actual. Es una con tráfico y angostas aceras.
La zona era muy frecuentada a partir del reinado de Enrique
IV en las mañanas de primavera. También se llamó de la Damas o de Buenavista.
Aunque Capmani cuenta que aquí estuvieron la fuente y el paseo de las Damas,
lugar frecuentado a partir del reinado de Enrique IV, lo cierto es que como
bien explican Peñasco y Cambronero, la citada fuente así como el paseo son
posteriores pues datan del siglo XVIII y no estuvieron aquí sino en el camino
del Pardo.
En esta inclinada calle se celebraba la festividad de la
Cruz de Mayo. Una bonita estampa que en la primavera brillaba aún más. Una
mirada embriagadora, opuesta a la actual, que se acentuaba precisamente con la
pendiente de la calle y que, contemplada desde su punto más alto, regalaba una
visión de gran belleza y frescor.
Pero éste no es el único secreto que esconde esta modesta
calle. En ella, más concretamente en el número siete se ubicó el Teatro
Barbieri, uno de los más antiguos de la ciudad. Se estrenó el día de Todos los
Santos de 1899 con la obra ‘Don Juan Tenorio’ de José Zorrilla. Fue en su
momento uno de los más modernos de Madrid e incluso tenía un techo que se podía
abatir los días de buen tiempo, en menos de cinco minutos, tal y como se hace
hoy en los modernos estadios de fútbol. Sin embargo, desapareció en 1917 por
culpa de un devastador incendio.
Antigua letrilla de Madrid:
El Paco es un pollo-pera
Muy ‘remilgao’ y muy feo
Que siempre anda de paseo
Por la ca’ de la primavera.
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De la calle de la Esperanza a la de la Fe, b. de la Primavera, d. del Hospital, p. de San
Lorenzo.
Se ha llamado
también calle de las Damas y de Buenavista.
Su tradición es la de que aquí, en tiempo de Enrique IV, había un bello paseo
llamado de las Damas, en el que se hallaba la fuente de la Primavera. En
aquel tiempo, este era el lugar en que durante las fiestas de la Cruz de Mayo se colocaba el árbol florido, delante
del cual bailaban las mayas o majas.
La calle forma
escuadra, y en ella se halla el teatro
que se llamó de Madrid, y hace algunos
años vio cambiado su nombre por el
de Barbieri. Hace tiempo que no se
utiliza para temporadas teatrales, y más frecuentemente sirve como salón de baile.
En época reciente se le ha querido convertir en un «cabaret», a la manera parisiense, y a este intento
grotesco se ha añadido el título más jocoso que era posible imaginar, imitando fonéticamente
y desconociendo desde luego su significación, la muestra de uno de esos establecimientos
de París.
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