viernes, 17 de febrero de 2023

Plaza de Pontejos


La plaza de Pontejos (denominada también como plaza del Marqués Viudo de Pontejos) es una plaza ubicada en el centro de Madrid, enmarcada por las calles de Esparteros, del Marques Viudo de Pontejos y del Correo, cerca de la Puerta del Sol con la que se comunica mediante la calle del Correo, bs. de la Puerta del Sol y de Correos, d. del Centro, p. de Santa Cruz. 

Esta plaza existe desde 1841 cuando se produce el derribo del Claustro de San Felipe.

El advenimiento de la desamortización de Mendizabal hace que el Convento de San Felipe el Real se derribe, dejando el Claustro y el Patio de este edificio intactos. Finalmente en 1841 estos dos espacios son derruidos abriendo un espacio que acaba siendo la plaza Pontejos. Se construyó la Casa Cordero y quedó la plaza formada. En 1849 se colocó la fuente con el busto del marqués de Pontejos. Esta fuente tuvo anteriormente funciones de pilón en la Puerta del Sol y abastecimiento de agua a casi una centena de aguadores (procedente del viaje del Alto Abroñigal). Durante el periodo de la Segunda República se instaló el cuartel de la Guardia de Asalto, ubicado a espaldas del edificio de la Ministerio de la Gobernación. Ya a mediados del siglo XX se convierte la plaza en un sitio de venta de bisutería.

Plaza de Pontejos

Quedó formada al mismo tiempo que la calle anterior. En 1849 pusóse en ella la famosa fuente, adornada por el sencillo monumento que ostenta el busto del marqués de Pontejos, que, por cierto, fue robado una noche y restituido prontamente a su lugar. La fuente de Pontejos tenía un pilón que, según parece, había sido el de la primitiva que hubo en la Puerta del Sol, y acudían a ella noventa y un aguadores que repartían por las casas de la villa el agua codiciada de aquel viaje del Alto Abroñigal. Hace tiempo ha sido quitado el pilón y reducido a dos el número de los caños de esta fuente. 

La plaza de Pontejos, que tiene uno de sus aspectos más característicos en el momento de darse allí la venta de los periódicos, ha debido ser el lugar utilizado por la Compañía del Metropolitano para instalar allí su estación central, en vez de crear un estorbo en el centro de la Puerta del Sol. De la misma plaza se ha hablado algunas veces como paraje a propósito para la feria permanente de libros, y en verdad que para ello tiene condiciones superiores a la de otros sitios propuestos para ese fin. Desde luego sería ventajosa cualquier solución que sirviera para desembarazar la bella verja del Botánico de los tenderetes que la tapan. 


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