La calle de Miguel Servet
está entre la calle de Valencia y la glorieta de Embajadores.
Antes de la construcción
de la calle este lugar era un barranco que, entre las calles de Valencia y del Espino, recibía el nombre de Barranco de Lavapiés, por su cercanía a esta
calle, y el resto, hasta la glorieta de Embajadores, se llamaba Barranco de
Embajadores.
En 1822 el barranco fue
rellenado a la altura de las calles contiguas y en 1883 pasó a llamarse Miguel
Servet, en recuerdo del médico que descubrió la circulación de la
sangre y murió en la hoguera inquisitorial por orden de Calvino.
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Dice de esta vía Pedro de Répide:
De la calle de Valencia a la de Embajadores, bs. de Lavapiés y de Miguel Servet, ds. del Hospital y de la Inclusa, ps.de San Lorenzo y de San Millán.
Este era el famoso barranco que por una parte se llamaba de Lavapiés, y por otra de Embajadores, delante de la casa de las provisiones luego Fábrica de Tabacos, desembocando en el lugar que se llamaba la Llorosa. Fue rellenado, dejándosele al nivel de las vías contiguas en 1822.
Por acuerdo municipal de 22 de octubre de 1883, se dio a esta calle el nombre actualmente ostenta. Miguel Servet nació en Villanueva de Aragón, el año 1509. Consgrado al estudio de la medicina, la Humanidad le debe el descubrimiento de la circulación de la sangre. Estudió en París, y tradujo la Geografía de Ptolomeo. Siguió la secta de Calvino, a quien luego combatió, y perseguido por él, fue quemado en Ginebra el año 1533.
Sus intereses abarcaron
muchas ciencias: astronomía, meteorología, geografía, jurisprudencia, teología,
física y el estudio de la Biblia, matemáticas, anatomía y medicina. Gran parte
de su fama y reconocimiento posterior es debido a su trabajo sobre la
circulación pulmonar descrita en su obra Christianismi Restitutio.
Participó en la Reforma
Protestante y desarrolló una cristología contraria a la Trinidad. Repudiado
tanto por los católicos como por los protestantes, fue arrestado en Ginebra,
sometido a juicio y condenado a morir en la hoguera por orden del Consejo de la
ciudad y las iglesias Reformadas de los cantones, cuando en ella predominaba la
influencia de Juan Calvino.
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