La calle del Desengaño se encuentra entre la calle de Valverde y la calle de Concepción Arenal.
Es una calle muy antigua. Prueba de ello es su presencia en el plano de
Texeira.
Llamada en su origen Desengaño, el establecimiento en ella
del convento de san Basilio en el siglo XVII hizo que se llamara popularmente
San Basilio o de los Basilios. Tras su exclaustración perduró algún tiempo la
iglesia, cuyos escombros se destinaron a la construcción del Teatro Lope de
Vega y de un molino de chocolate. También ocurrió en ella el suceso de la
muerte del comandante Baseti en un atentado contra el coche del General
Narváez.
Este curioso nombre está relacionado con una aventura
nocturna del Caballero de Gracia. Según la tradición andaba el citado caballero
rondando a una dama que vivía en esta zona y se encontró con el príncipe
Vespasiano de Gonzaga, su rival. Ya se disponían a luchar por celos cuando
cruzó una sombra cubierta con un velo y seguida por un zorro. Los hombres
suspendieron el desafío momentáneamente y decidieron seguir la sombra hasta que
ésta se paró junto a una tapia. Cual no sería el asombro de los dos al
comprobar que era una momia bien conservada. La frase ¡qué desengaño!
pronunciada por ellos dio origen al nombre de la calle.
Se dice que todo esto fue inventado para infundir miedo a
los que por aquí transitaban y ahuyentarlos porque en una quinta cercana se
reunían unos conspiradores que favorecían las aspiraciones del príncipe Carlos,
hijo de Felipe II.
Entre los más ilustres vecinos de esta calle del viejo
Madrid, hay que mencionar a Francisco de Goya. El pintor habitó en el número 1,
entre 1779 y 1800, año en que se trasladó a la cercana calle Valverde, nº 15,
esquina a Desengaño), un episodio vital del genio aragonés al que el escritor
alemán Lion Feuchtwanger dedicó la novela de corte histórico titulada
precisamente Goya, o La calle del desengaño (1951). En la calle del Desengaño
murió su esposa y nació el único hijo que le sobrevivió; y en el número 17 de
la misma calle vivió y murió la que fue compañera de los últimos años de Goya,
doña Leocadia.
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