jueves, 26 de enero de 2023

Calle de Santiago

Calle de Santiago

Es el camino más corto para llegar desde la plaza Mayor a la plaza de Oriente y viceversa. Se denomina así en honor del apóstol. Se trata de una vía de mediano tránsito, lo que permite disfrutar de sus restaurantes, tabernas o terrazas sin las apreturas de sus homólogas Mayor, San Miguel o las Cavas Alta y Baja

Para la entrada de la emperatriz Isabel, esposa de Carlos V, fue ensanchada esta calle, en 1525, tomando unos solares de D. Antonio de Luzón y otros propietarios. Y en 1621 se volvió a hacer un ensanche, derribando la tapia de un jardín que estaba unido a una casa del conde de Olivares, tal vez la misma que tenía entrada por la calle del Rosal, y en la que vivió su hijo, Julianillo Valcárcel [1] , después D. Enrique de Guzmán. 

Toda esta calle de Santiago la ocupaba, en su parte derecha, un corralón cerrado con verjas de madera, pintadas de verde, en el que se hacía el mercado del pescado fresco. Pero haciéndose su vecindad desagradable en las épocas de calor, fue mandado quitar de allí. 

En el número 2 nació, a 8 de diciembre de 1564, la beata Mariana de Jesús, bautizada a 21 de enero siguiente en la parroquia de Santiago por el párroco bachiller Mata. Era hija de Luis Navarro, pellejero andante en corte, y al que hoy se llamaría peletero de la real casa. Llamábase su madre doña Juana Romero, y Mariana era la mayor de ocho hijos que tuvo su padre de dos matrimonios. 

El sabor añejo que desprenden las fachadas de sus edificios es motivo más que sobrado para detener el paso y dedicarle una parte de nuestro tiempo de asueto a sabiendas de que no será en balde. Y no es que sus edificaciones sean excesivamente antiguas porque fue remodelada esta calle “que va a Palacio, bien entrado el siglo XIX”, según apunta Mesonero, en razón de que se trataba de “un antiquísimo, elevado y apiñado caserío” y hacía necesario su remozamiento.


[1] Según la obra teatral de Antonio y Manuel Machado "Desdichas de la fortuna o Julianillo Valcárcel"  escrita en tres actos y en verso,  estrenada en 1926, Enrique Felípez de Guzmán, hijo bastardo del Conde-duque de Olivares, que lo reencuentra ya joven y en la miseria con el nombre de Julianillo Valcárcel. Lo reclama a la corte y es obligado a contraer matrimonio con la noble doña Juana. Sin embargo, el muchacho debe adaptarse a su nuevo entorno, aunque tiene serios problemas para olvidar a sus antiguos amigos y a su amor, Leonor. La ausencia de la joven mina la vitalidad del joven, que acaba muriendo.

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