La calle Bordadores va de la
calle Mayor a la del Arenal.
En el pasado se llamó también de San Ginés, pero finalmente prevaleció el que lleva haciendo honor al gremio que allí se estableció.
En el pasado se llamó también de San Ginés, pero finalmente prevaleció el que lleva haciendo honor al gremio que allí se estableció.
Corría el tiempo de don
Juan II cuando los maestros bordadores de telas se instalaron en la zona,
entonces un arrabal donde edificaron sus casas. El terreno se lo cedió el
propio rey con el objeto de que no se consintiese a otros de su oficio en la
corte. Fueron ellos quienes bordaron un magnífico manto a la reina doña María
de Aragón.
Enrique IV les previno con
grandes penas si bordaban un traje que la reina doña Juana les había encargado
para don Beltrán de la Cueva. Un proyecto que ellos negaron discretamente.
También se cuenta que Santa Teresa les encargó que bordasen
un traje para una imagen de San José que llevaba para uno de sus conventos
fundados y cuando quiso pagarles no la dejaron, respondiendo la santa: «no toma
oro quien da oro»
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