La calle del Arco del Triunfo transcurre entre la calle Mayor y la Plaza Mayor y paralela a las calles del 7 de Julio y de Felipe III.
Esta breve calle no es sino uno de los ocho arcos de acceso
a la plaza Mayor. Ya aparece en el plano de Texeira, cuando aún las entradas a
la plaza estaban sin cubrir.
Carece de rotulación en este plano, pero en el de Espinosa
recibe el terrible nombre de callejón del Infierno. No está muy claro el origen
de tan peculiar apelativo, aunque hay quien se aventura a decir que se debe a
las inmensas llamas que por allí surgieron en alguno de los grandes incendios
que ha sufrido la plaza Mayor desde su construcción. +También se le llamó calle del Peso Real porque esta oficina,
que estuvo en el primer piso de la Casa de la Panadería, tenía su entrada por
esta calle, la cual hubo de ser ensanchada en el siglo XVIII motivando uno de los infinitos epigramas de Salicio, el clérigo don Francisco Gregorio de Salas:
"¿En qué estado se hallarán
las costumbres de este pueblo,
cuando es preciso ensanchar
el callejón del Infierno?"
Actualmente no está dispuesta para el paso de carruajes como sus paralelas de Felipe III y del Siete de Julio; pero en 1619 precisamente se rebajó vara y media del piso de este callejón para que entrase por él coche de los reyes cuando venían a presenciar festejos a la plaza Mayor.
El callejón del Infierno, al que se dio el nombre del Arco del Triunfo en 1854 por el que obtuvieron los constitucionales de la Milicia Nacional sobre los realistas de la Guardia Real el 7 de julio de 1822. La Guardia quería restablecer el absolutismo, y los milicianos defendieron la Constitución de Cádiz. Por esa vez vencieron los constitucionales, pero como todos sabemos, a la Pepa le quedaban pocos meses de vida, ya que al año siguiente Fernando VII fue liberado de su cautiverio por los franceses del Duque de Angulema.
El callejón ofrece una particularidad en la historia de los atentados políticos cometidos en Madrid durante el siglo XIX. En el número 2 vivía el cura don Martín Merino que asestó una puñalada a Isabel II el día 2 de febrero de 1852, cuando la reina, al frente de su comitiva, se dirigía por las galerías de Palacio a la capilla, llevando para presentar a la Virgen a su hija primogénita la infanta Isabel Francisca. Y por aquellos lugares vivía años después el cura don Cayetano de Galeote, que el Domingo de Ramos de 1886 mató a la entrada de la antigua catedral de San Isidro al primer obispo de Madrid, don Narciso Martínez Izquierdo.
"¿En qué estado se hallarán
las costumbres de este pueblo,
cuando es preciso ensanchar
el callejón del Infierno?"
Actualmente no está dispuesta para el paso de carruajes como sus paralelas de Felipe III y del Siete de Julio; pero en 1619 precisamente se rebajó vara y media del piso de este callejón para que entrase por él coche de los reyes cuando venían a presenciar festejos a la plaza Mayor.
El callejón del Infierno, al que se dio el nombre del Arco del Triunfo en 1854 por el que obtuvieron los constitucionales de la Milicia Nacional sobre los realistas de la Guardia Real el 7 de julio de 1822. La Guardia quería restablecer el absolutismo, y los milicianos defendieron la Constitución de Cádiz. Por esa vez vencieron los constitucionales, pero como todos sabemos, a la Pepa le quedaban pocos meses de vida, ya que al año siguiente Fernando VII fue liberado de su cautiverio por los franceses del Duque de Angulema.
El callejón ofrece una particularidad en la historia de los atentados políticos cometidos en Madrid durante el siglo XIX. En el número 2 vivía el cura don Martín Merino que asestó una puñalada a Isabel II el día 2 de febrero de 1852, cuando la reina, al frente de su comitiva, se dirigía por las galerías de Palacio a la capilla, llevando para presentar a la Virgen a su hija primogénita la infanta Isabel Francisca. Y por aquellos lugares vivía años después el cura don Cayetano de Galeote, que el Domingo de Ramos de 1886 mató a la entrada de la antigua catedral de San Isidro al primer obispo de Madrid, don Narciso Martínez Izquierdo.
La placa de esta calle está tapada con una verja que impide su
fotografía. Lo más significativo de la calle en la actualidad es que tiene una
entrada al parking que hay bajo la plaza mayor y que es refugio de personas que
han encontrado aquí un lugar resguardado donde poder dormir.
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