lunes, 16 de enero de 2017

Calle de Arrieta

Calle de Arrieta


La calle de Arrieta sale de la Plaza de la Encarnación y conduce a la Plaza de Isabel II.

Contiene interesantes edificios como el de la Real Academia de Medicina, con bellas esculturas en su fachada.

Llamábase primeramente calle de la Biblioteca, por hallarse en ella la Biblioteca Nacional, antes Real Librería, en un vetusto edificio que al ser trasladada aquella al palacio de Recoletos permaneció breve tiempo destinado a oficina del Estado, y fue al fin demolido, levantándose en su lugar el actual y hermoso de la Real Academia de Medicina.



En el mes de mayo de 1920 partió de esta calle el entierro del torero José Gómez (Gallito), muerto por un toro en la plaza de Talavera de la Reina, y ante cuyo cadáver, en su casa de Madrid, se desbordó ese fanatismo con que un pueblo, a quien no suelen poner en conmoción más altos motivos, acude a celebrar o a llorar las apoteosis o las tragedias de su fiesta favorita.

Desde principios de siglo se denomina Arrieta en recuerdo del compositor Pascual Juan Emilio Arrieta, conocido popularmente como Emilio Arrieta (1823-1894), autor de Los novios de Teruel.

Pascual Juan Emilio Arrieta Corera (Puente la Reina, Navarra, 21 de octubre de 1823 – Madrid, 11 de febrero de 1894)1 fue un compositor español del siglo XIX, con una destacada producción teatral y cuya mayor contribución a la música española fue su papel en el afianzamiento de la zarzuela como género.

De familia humilde de labradores, quedó huérfano de niño y se trasladó y educó en Madrid con su hermana Antonia, donde inició sus estudios de música en el Conservatorio de Madrid. En 1839 su hermana le llevó a Italia donde estudia piano con el maestro Perelli y armonía con Mandancini, de forma privada. En 1841 ingresa en el Conservatorio de Milán, gracias a la generosidad del conde de Litta, estudiando piano y armonía con el maestro Nicola Vaccai (entre 1838 y 1846), terminando la carrera con premio extraordinario.

En Italia, en colaboración con el libretista Temistocle Solera, compuso su primera ópera: Ildegonda, estrenada en 1846 con la que obtiene gran éxito, y gana el premio de composición en la Scala de Milán. De vuelta en Madrid, en 1846 se da a conocer como director de orquesta en el teatro del Circo, en el que también estrena en el mismo año una sinfonía. Conoció a Isabel II en una fiesta de palacio. La reina lo tomó como profesor de canto, nombrándole compositor de la Corte tres años después, y ordenó construir un teatro en el Palacio Real donde Arrieta estrenó su primera ópera en 1849 y posteriormente, sus nuevas óperas La conquista de Granada (con letra en italiano, también de Solera) en 1850 y Pergolesi en 1851.

A pesar de haber contado con el apoyo de la reina, tras el derrocamiento de ésta publicó el himno Abajo los Borbones.

Fue nombrado profesor de composición de la Escuela Nacional de Música de Madrid en 1857 y pasó a ocupar el cargo de director, sucediendo a Hilarión Eslava, en 1868, que ocupó hasta su muerte en 1894. En esta época compuso numerosas obras destinadas a conciertos, concursos y actos académicos. Entre sus alumnos más destacados se encontraron Tomás Bretón y Ruperto Chapí.

Al renacer la zarzuela con los éxitos de Barbieri, Gaztambide y otros autores, junto con el cierre del Teatro del Real Palacio, hizo que Arrieta se sintiera seducido por la zarzuela, abandonando la ópera y llegando a producir más de cincuenta.

En 1853 estrenó su primera zarzuela en el Teatro del Circo, El dominó azul y, treinta años después, la última, San Francisco de Sena. En total es autor de cincuenta títulos, el más famoso de los cuales y el único que permanece en los repertorios habituales hoy en día es Marina, con libreto de Francisco Camprodón. Nacida como zarzuela en 1855 la convirtió en ópera que fue estrenada en el Teatro Real de Madrid en 1871.

En 1871 recibe la Gran Cruz de Isabel la Católica y en 1873 es nombrado académico de la Academia de Bellas Artes de San Fernando en la recién creada sección de música.

Aunque el estilo de Arrieta se puede considerar conservador, sus obras ricas en melodías, fluctúan entre las referencias locales y el italianismo que nunca abandonaría.

Fernando Pérez Ollo, crítico musical, escribe de Arrieta:

«Su gloria se funda en su producción teatral y más en concreto en el papel decisivo que representó en la consolidación de la zarzuela como género. Ese predominio del maestro navarro fue posible por su sentido melódico, en la línea tradicional de Bellini, más que en la renovadora y dramática de Verdi, y por los recursos técnicos —armónicos e instrumentales— que le dio su formación italiana. En este último aspecto, Arrieta fue superior a sus colegas peninsulares.»

No hay comentarios:

Publicar un comentario