La calle de la Berenjena no es sino una minúscula travesía que hay entre
las calles de las Huertas y de Moratín, muy cerca del punto donde convergen.
Debe su curioso nombre a que cuando toda esta zona era un
conjunto de huertas, en concreto las que pertenecieron al marqués de
Castañeda, gentilhombre de cámara de Enrique IV de Castilla, había unos berenjenales que
ganaron justa fama por sus frutos.
Tanto es así, que el poeta Álvarez Gato ya contaba que los
vendedores ambulantes pregonaban las “berenjenas del huerto del marqués”.
La proximidad de la calle de la Berenjena con la de las Huertas nos hace ver que todo aquel contorno debió ser, en lejanos tiempos, uno
de los espacios verdes más fértiles de Madrid.
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