Calle corta y estrecha, de mayor declive que las cercanas, que
une la calle de Santiago con la Plaza de Herradores, donde se situaba la Puerta de Guadalajara de la muralla cristina junto a la Plaza Mayor.
Su nombre, como el de la calle y plaza del mismo nombre toman su origen de la parroquia que tiene por patrón al de España.
De poco más de
veinte metros sin nada reseñable salvo por el hecho de que Galdós la citara en
repetidas ocasiones en su obra Fortunata y Jacinta,
cuando se refería al lugar hacia el que doña Barbarita, la mamá de Juanito
Santacruz, se dirigía en algunas ocasiones a realizar compras urgentes para el
desenvolvimiento diario de la vivienda familiar situada en Marqués de Pontejos.
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