Es comúnmente conocida por el nombre de Santa
Ana, nombre que se la dio por haberse formado al quedar derribado el convento de
monjas de ese nombre. Por la parte de la calle de Núñez de Arce, antes de la Gorguera,
tenía la entrada al palco regio el teatro de la Cruz, y el trozo comprendido entre
esa calle y la del Príncipe, acera famosa por las tiendas dedicadas a la venta de
pájaros, se llamaba calle de la Lechuga, y recibió también el nombre de travesía
del Príncipe.
El monasterio real de Santa Ana, de monjas
carmelitas descalzas, fue fundado por San Juan de la Cruz, y la venerable madre
Ana de Jesús, según proyecto de Santa Teresa, el año 1586. Dijo la primera
misa y colocó el Santísimo el vicario de Madrid, habiendo venido las primeras religiosas
del convento de Ocaña.
El templo quedó terminado en 1611, con diez
mil ducados que dio la reina. Al ser derribado el convento en tiempo de José Bonaparte,
las monjas se refugiaron en la casa número 26 de la calle del Prado, y en 1837 pasaron
a reunirse con la comunidad del Monasterio de Santa Teresa.
En el centro de la plaza resultante fue colocada
la estatua de Carlos V, con el furor bélico encadenado a sus pies, obra de León
Leoni, que tiene la particularidad de que la figura del emperador puede ser despojada
de su armadura y quedar mostrando su desnudo. Estuvo primeramente en el jardín de
San Pablo, del Real Sitio del Buen Retiro, y en la plaza de Santa Ana permaneció
hasta 1825.
En el mismo sitio que ocupaba esa escultura
elévase la que representa a Calderón de la Barca. Está labrada en mármol blanco,
y es obra del escultor D. Juan Figueras y Vila, pensionado en Roma, donde hubo de
ejecutarla. Fue cedida por el Estado a la villa de Madrid en 1877, y de ello trata
una carta que entonces dirigió el ministro de Ultramar D. Adelardo López de Ayala,
al alcalde, conde de Heredia Spínola. El monumento tiene un pedestal en cuya parte
más elevada hay una alegoría de la Fama, y en la parte inferior cuatro bajorrelieves
referentes a los dramas «La vida es sueño», «El alcalde de Zalamea», «El escondido
y la tapada», y el auto sacramental «La danza de la muerte». El día 2 de enero de
1880 inaugurábase la estatua, a la misma hora en que el entierro de Ayala se detenía
delante del teatro Español.
Cerca de la verja que da a la calle del Príncipe
hay un pequeño estanque, en cuyo centro se halla el cisne de plomo que estuvo en
el claustro de San Felipe el Real y luego en la Castellana, dando nombre al paseo
que desde Chamberí bajaba hasta donde estaba esa fuente.
Variado el nombre de plaza de Santa Ana por
el de Príncipe Alfonso, en honor al hijo de doña Isabel II, cambióse esta denominación
durante el período revolucionario por el de Topete, y volvió cuando la Restauración
a ostentar el del que ya había pasado de heredero a poseedor de la corona. Sin embargo,
la costumbre hace que esta plaza, a la que Mariano de Cavia llamaba de la Cerveza,
por la profusión que hay en ella de establecimientos donde se expende esa bebida,
continúa siendo conocida por su primitiva rotulación.
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