La calle de San Sebastián discurre entre la plaza del Ángel y
la calle de Atocha. Es llamada así por dar a esta calle la fachada de Poniente de la
iglesia parroquial de igual nombre.
La Iglesia de san Sebastián es una de las iglesias más
céntricas de Madrid, situada en la calle de Atocha, nº 39.
Es muy conocida por albergar los restos mortales del
dramaturgo Lope de Vega, aunque hoy se desconoce su situación exacta, y por los
personajes célebres de todo tipo que se contaron entre su feligresía.
El origen del nombre de la iglesis se debe a una ermita que
se encontraba en el camino hacia el Santuario de Nuestra Señora de Atocha,
sobre el que se funda en 1541. Por entonces estaba probablemente aneja a la
Parroquia de la Santa Cruz. Al constituirse en parroquia independiente a los
pocos años, se le asignan parte de los feligreses de ésta. Hacia 1550 el
primitivo edificio es demolido por amenazar ruina. Se compra en 1553 el actual
solar de la calle Atocha, y de 1554 a 1575 es levantado el edificio bajo la
dirección de Antonio Sillero, que realiza también la actualmente conocida como
capilla del Sagrado Corazón. Esta iglesia, junto con la de san Luis
(desaparecida), conservaban el derecho de asilo, es decir, se podían refugiar
en ellas quienes temían la persecución de la justicia.
A lo largo de los años se irían añadiendo nuevas capillas.
Las ampliaciones fueron obra de Antonio de la Tijera, Juan de Bulga
Valdelastras y Juan de Obregón, (maestros de obras) entre 1595 y 1598. La torre
de la iglesia fue construida en 1612 por Lucas Hernández. En la trasera contaba
con un pequeño cementerio, donde será enterrado, entre otros, Lope de Vega.
Durante la Guerra Civil Española es saqueada al poco de su
comienzo, para ser destruida en la noche del 19 al 20 de noviembre de 1936 por
una bomba de la aviación franquista. Esto causa que muchas de las obras que
tenía en depósito (por ejemplo, una imagen de San Blas está ahora en el
convento de San Jerónimo el Real) se trasladen a otros templos. Al finalizar la
contienda fue restaurada por Francisco Íñiguez Almech entre 1943 y 1959, cambiando
este arquitecto la orientación del edificio y dejando la antigua torre, que fue
una de las más altas de Madrid, tristemente inacabada. El 16 de octubre de 1969
es declarada Bien de Interés Cultural con categoría de monumento (BOE
28-10-1969).
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Pedro de Répide dice de esta calle:
De la plaza del Ángel a la calle de Atocha,
b. de Cañizares, d. del Congreso, p. de San Sebastián.
Esta breve calle, continuación en otro tiempo de la plazuela
del Beso, cuando existía el convento de San Felipe Neri en la plaza del Ángel, fue
también llamada del Viento, nombre con el que aparece en el plano de Espinosa.
Llámase de San Sebastián por dar a ella la fachada de poniente
de la iglesia parroquial de igual nombre así como parte del viejo cementerio que
abre a la calle de las Huertas, y de la lonja que corresponde a la de Atocha. En
la calle de San Sebastián hay una breve puerta que corresponde a la capilla
de la Virgen de la Novena, y en la bóveda que hay a los pies de la iglesia,
correspondiente también a este lado, recibieron sepultura algunas de las víctimas
del 2 de mayo de 1808.
La otra acera de la calle de San Sebastián pertenece igualmente
a una sola casa. El palacio de Tepa, excelente edificio construido en 1808, muy
parecido en su traza al de Villahermosa, en la plaza de las Cortes, esquina al Prado.
En el palacio de Tepa vivía el general D. Domingo Dulce, el año 1868, cuando fue preso
por orden del agonizante Gobierno de Isabel II, conocedor de que aquel famoso caudillo
conspiraba con los autores de la revolución de septiembre. En el mismo piso se halló
establecida durante algún tiempo la Delegación de Hacienda, y existió el Círculo
Conservador.
Al tratar de la plaza del Ángel, y de un paraje tan popular en
Madrid como la esquina del reloj de Canseco, hicimos ya referencia a que en ese
sitio, y en el entresuelo de la casa que allí había antes de la del conde de Tepa,
estuvó el café de San Sebastián, inmortalizado por Moratín, en su comedia:
"La comedia nueva o El café".
San Sebastián es un santo venerado por la Iglesia Católica y
la Iglesia Ortodoxa. Fue soldado del ejército romano y del emperador
Diocleciano, quien -desconociendo que era cristiano- llegó a nombrarlo jefe de
la primera cohorte de la guardia pretoriana imperial.
Nació en Narbona (Francia) en el año 256, pero se educó en
Milán. Cumplía con la disciplina militar, pero no participaba en los
sacrificios paganos por considerarlos idolatría. Como cristiano, ejercitaba el
apostolado entre sus compañeros, visitando y alentando a otros cristianos
encarcelados por causa de su religión. Acabó por ser descubierto y denunciado
al emperador Maximiano (amigo de Diocleciano), quien lo obligó a escoger entre
poder ser soldado o seguir a Jesucristo.
El santo escogió seguir a Cristo. Decepcionado, el emperador
le amenazó de muerte, pero Sebastián se mantuvo firme en su fe. Enfurecido, le
condenó a morir asaeteado. Los soldados del emperador lo llevaron al estadio,
lo desnudaron, lo ataron a un poste, y lanzaron sobre él una lluvia de saetas,
dándolo por muerto. Sin embargo, sus amigos se acercaron y, al verlo todavía
con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana llamada Irene esposa
de Cástulo, que lo mantuvo escondido y le curó las heridas hasta que quedó
restablecido.
Sus amigos le aconsejaron que se ausentara de Roma, pero
Sebastián se negó rotundamente. Se presentó ante el emperador, quien,
desconcertado, lo daba por muerto, y le reprochó enérgicamente su conducta por
perseguir a los cristianos. Maximiano mandó que lo azotaran hasta morir, y los
soldados cumplieron esta vez sin errores la misión, tirando su cuerpo en un
lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en la
célebre catacumba que lleva el nombre de San Sebastián. Muere en el año 288.
El culto a San Sebastián es muy antiguo y está muy
extendido; es invocado contra la peste y contra los enemigos de la religión, y
además es llamado "el Apolo cristiano" ya que es uno de los santos
más reproducidos por el arte en general.
Los primeros cristianos de Roma perseguidos llegan a las
Islas del Mediterráneo y traen, con fe cristiana, su devoción al mártir
Sebastián.
Su fiesta se celebra el 20 de enero y ha estado siempre
unida a la de san Fabián, en la festividad de los Santos Mártires.
San Sebastián es posiblemente uno de los santos más
representados de la iglesia católica. El mundo del arte se nutre frecuentemente
con obras pictográficas y esculturas que realzan la aceptación de su destino y
la redención por parte de los ángeles. En las representaciones del primer
milenio viste la clámide militar como correspondía a su cargo, y siempre
imberbe. Durante el Gótico, aparece con armadura de mallas a la moda de la
época, pero pronto aparece con el rico traje de los nobles palatinos de entonces
y generalmente con barba. Desde ese momento es mucho más frecuente
representarlo desnudo en el momento de ser asaeteado. El atributo antiguo es la
corona de flores en la mano. El atributo personal, desde la Edad Media, es una
saeta y el arco entre sus manos.
Desde el siglo XV los artistas han preferido presentarlo
desnudo, joven e imberbe, con las manos atadas al tronco de un árbol que tiene
detrás y ofreciendo su torso a las saetas del verdugo. Muchos artistas lo han
representado; entre ellos cabe destacar la escultura de Alonso Berruguete
conservada en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid y la pintura de El
Greco El martirio de san Sebastián, una de las obras más realistas de este
pintor, que se encuentra en el Museo catedralicio de Palencia.
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