Situada entre la calle de Bordadores y la calle de Coloreros, a esta plazuela también se accede a través de un gran soportal del pasadizo de San Ginés y en ella encontramos la fachada posterior de la Iglesia de San Ginés de Arlés, b. de San Martín, d. del Centro, p. de San Ginés.
A esta plaza, que comunica con el pasadizo por un arco, que aumenta
el encanto de su aspecto tradicional, da una puerta del templo parroquial
del santo cómico.
Este rincón de Madrid consérvase igual que cuando, en el siglo XVI, le aconteció en tal paraje a Vicente Espinel el espanto del perro y del cencerro, una noche de martes de Carnestolendas, junto al túmulo funerario que, bajo el cubierto del arco, tenía la iglesia para servirse de él en los aniversarios y exequias. Episodio del que hizo aquel preclaro ingenio una de las más interesantes páginas de la «Vida del escudero Marcos de Obregón».
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