Dice Pedro de Répide de esta calle:
De la calle de Toledo a la del Rosario, bs. de San Francisco, de Calatrava y de las Aguas, d. de la Latina, p. de San Pedro el Real.
Antes comenzaba en la calle de la Paloma, y la comunicación entre ésta y la de Toledo fue abierta en 1830. La parte primitiva llamóse también de la Paloma Baja.
El origen del nombre que conserva es de haber vivido allí una curandera que tenía una ampolla de cristal a la manera de ventosa, que, según decía, había sido usada por San Isidro, y obraba prodigios en la curación de las enfermedades. Aquella mujer, que se llamaba Juana Picazo, fue perseguida como hechicera, y su ventosa alcanzó tal celebridad que sirvió para la denominación de la calle.
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