Aunque está dispuesta
su apertura a través de los jardines de la Veterinaria, en realidad, sólo llega
hasta la
calle del Casino. En el número 14 está el Asilo de ancianas cigarreras.
Toma su nombre de la
antigua ermita de Santiago el Verde, donde se celebraba la famosa
romería del 1 de mayo, día de
Santos Felipe y Santiago. La ermita se hallaba en el Sotillo, tan célebre en
las costumbres madrileñas del siglo XVII, y al que abundan
las alusiones en nuestras letras clásicas.
Qué bien bailan las serranas,
día de Santiago el Verde.
Y del Sotillo hace una
graciosa descripción en su “Día de fiesta”
D. Juan de Zavaleta.
El Sotillo hallábase entre la Puerta de Toledo y el Portillo de Embajadores. Parte frondosa de la que sólo queda un resto de lo que fue huerta
del licenciado Francisco del Bayo, finca
de los teatinos, y en 1816 Casino de la Reina, para venir a parar en jardín de la Escuela de Veterinaria,
y a aproximarse a su desaparición
como paraje ameno.

La
romería de Santiago y San Felipe se celebraba en torno a la ermita de Santiago
el Verde que se hallaba en una de las islas del Manzanares. Los primeros en
celebrar la fiesta fueron los vecinos del antiguo pueblo de Villaverde, hasta
que en el siglo XVI se unieron los de Madrid. Un siglo más tarde, como la
ermita estaba en muy mal estado la romería se trasladó al llamado Sotillo, otra
de las islas del Manzanares que era mayor y se hallaba más cerca de Madrid,
entre los puentes de Segovia y de Toledo. Esta era la romería por excelencia de
los Austrias. Se dice que la fiesta de Santiago el Verde decayó porque Felipe
IV murió el 1 de mayo y por luto, la fiesta se trasladó al 15 de mayo,
festividad de San Isidro. Recibía el nombre de verde porque la celebración
coincidía con la llegada del verdor de la primavera. Según Jerónimo de la
Quintana, el nombre procedía de la «grande frescura y amenidad de sotos».

La
Fiesta de Santiago el Verde (en algunas ocasiones denominado también día del
sotillo) es una celebración realizada en Madrid el día uno de mayo. Se denomina
así por ser romería que se realizaba con dirección a la Ermita de San Felipe y
Santiago (conocida popularmente como Ermita de Santiago el Verde) que se
encontraba ubicada en una de las pequeñas islas del río Manzanares. La romería
fue muy popular en el Madrid del XVI y XVII, decayendo su afluencia en el
XVIII.
El
dramaturgo Lope de Vega popularizó la romería y sus costumbres en unas de sus
obras, aunque otros escritores importantes como Zorrilla y Calderón también
escribieron sobre la misma. Coincidía con la celebración de las Mayas en los
barrios de Lavapiés. La fiesta dejó de celebrarse a comienzos del siglo XVIII.
Es
muy posible que la fiesta tuviera su origen pagano de adoración al comienzo de
la primavera. Siendo, ya en origen, una fiesta con importante participación de
campesinos. El mes de mayo es el comienzo de un importante ciclo agrícola, y su
celebración es considerada en el mundo rural, no siendo tanto en el mundo
urbano. Esta pudo haber sido una de las causas del decaimiento posterior a lo
largo del siglo XIX. Debido a la expansión urbana de la ciudad, y su pérdida
del caracter rural. Celebraciones de este tipo se encuentran en muchas culturas
europeas: Festividad de los Mayos.
La
ermita se edificó tras la dominación árabe y se ubicó extramuros, la imagen que
dio lugar a la romería se cuenta que fue encontrada en un atochar o campo de
esparto. Lugar en el que se construyó la ermita, viéndolo las tropas musulmanas
comenzaron un asalto a la ciudad que fue rechazado por las tropas defensoras.
La ermita debía estar colocada en unos prados que a la llegada de la primavera
mostraban gran verdor.
La
ermita se derrumbó a mediados del siglo XVII. Nadie se encargó de
reconstruirla. Su desaparición fijó la el escenario de la celebración en la
denominada "isla del sotillo". Poco a poco, sin su ermita, los
escenarios de la fiestas en los prados denominados el Soto de Madrid (una serie
de isletas existentes en el río entre el Puente de los Franceses y Villaverde).
Era
costumbre mencionar entre los madrileños del siglo XVI la frase "bajar al
sotillo" para indicar la asistencia a la romería que el primer día se mayo
se realizaba a las alamedas y sotos de la rivera del rio Manzanares (en la
actualidad Madrid Río). Estos sotillos y àreas ajardinadas se denominaron con
el tiempo sotillos de Santiago el Verde (ubicados en la orilla opuesta de la
dehesa de Arganzuela). En la actualidad enterrados bajo el nudo sur de la M-40.
Es
posible que los habitantes de Villaverde fueran los primeros asistentes a la
romería debido a la cercanía con el sotillo. Lo hacían a través de la vereda de
los rosales, siendo los madrileños en el siglo XVI cuando se acercaban a los
prados con sus coches de caballos. Posteriormente el ensanche anexionó a la
ciudad este municipio. Esta era la romería de Santiago el Verde aquella cuya
asistencia implicaba inicialmente a los Austrias. Se menciona que la celebración
de Santiago el Verde pudiera haber decaído porque Felipe IV, gran adorador de
la fiesta, fallece casualmente el 1 de mayo y debido al luto real, la fiesta se
trasladó al 15 de mayo, festividad de San Isidro.
La
romería se realizaba a la Ermita de San Felipe y Santiago (conocida
popularmente como Ermita de Santiago el Verde dedicada a Santiago el Menor y
San Felipe) que poseía en su interior la imagen de una virgen. La talla, que
actualmente se denomina Virgen de Atocha, fue trasladada en el siglo XVII a la
Basílica de Nuestra Señora de Atocha.
En
el siglo XVIII la celebración comenzó a decaer en afluencia de público y
popularidad, dejando de celebrarse en algún instante del primer tercio del
siglo. Coincidiendo con la desaparición de la ermita del soto, denominada:
ermita de San Felipe y Santiago. En el año 1861 el escritor costumbrista
Mesonero Romanos ya la cita como una fiesta del pasado, originaria de poesías
bucólicas.
La
fiesta se celebraba con la asistencia de varias clases sociales, se menciona
mucho en la literatura la frecuencia con la que aparecen coches de caballos en
el "sotillo". Era importante conseguir cualquier tipo de caballeriza
con el que cruzar el río hasta la isla.
Esta
labor debía ser complicada en extremo debido a la tremenda demanda, es por esta
razón por la que un personaje de Benavente decía:
"Yo
soy mayo pedigüeño,
que,
en entrando, pido a gritos
dinero
para las mayas
y
coches para el sotillo"
En
1623 se tiene constancia de la asistencia de los reyes a las fiestas
(acompañados del conde de Monterrey). La zona de la alameda estaba cercana a
los arroyos de Butarque y Horcajo. Los asistentes se repartían por los prados
de la zona. La compra de víveres para celebrar el evento incluía agua, aloja,
barquillos, limones, almendras.
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