lunes, 23 de enero de 2023

Calle de Tudescos

Calle de Tudescos

La calle de Tudescos une la Gran Vía con la plaza de Santa María de Soledad Torres Acosta.

Se conocen dos posibles orígenes del nombre de esta calle que como tal figura ya en el plano de Teixeira. Uno, legendario, habla de presencia de varios capitanes de los tercios tudescos, como vecinos de ella hacia 1552. El otro hace referencia al Colegio de San Jorge o Seminario de los Ingleses, edificio derribado para la construcción de la Gran Vía madrileña, situado en la esquina con Jacometrezo. Dicho seminario, fundado por el súbdito «luquense (lucchesi)» César Bogacio en 1611 para albergar estudiantes ingleses católicos, fue administrado por un cuadro docente formado por doce jesuitas traídos de Flandes (habiendo costumbre de llamar "tudescos" a los oriundos de aquél condado).

Cuenta también Répide que entre la calle de Tudescos y la calle de Silva estuvo el edificio del palacio de los condes de Sástago, en cuyos bajos se fundó el Banco de San Carlos (1782) y hubo entre 1825 y 1832 un teatrito mecánico que luego se convirtió en el Teatro de Buena-Vista. El derribo de este palacio de Monistrol en 1970 dio espacio y lugar a la plaza de Santa María de Soledad Torres Acosta, más conocida como plaza de Luna.

En uno de sus inmuebles, le sobrevino a Lope de Vega el ataque que tres días después se lo llevó a la tumba, un 27 de agosto de 1635.

En otro de ellos fue degollada el 13 de junio de 1907, Vicenta Verdier, supuesta meretriz, caso que no se llegó a resolver.

Esta calle, antes de su reforma urbanística, tuvo un callejón del mismo nombre en el que había una fuente del viaje de agua de La Alcubilla.
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Según Pedro de Répide: 

De la plaza de Santo Domingo a la calle de la Luna, b. de Tudescos, d. del Centro, p. de San Martín. 

Esta calle angosta, famosa en los anales bribíaticos de la villa, vía poblada de casa de huéspedes y de otras no menos hospitalarias, conserva en su mayor parte el antiguo aspecto, pues a pesar de que por ella atraviesa el tercer trozo de la Gran Vía, no queda absorbida por ella como la de Jacometrezo, que fue su similar, y queda contigua a ella en un brevísimo espacio. 

Toma su nombre del colegio de San Jorge, o Seminario de Ingleses, que existió en ella, precisamente en esa parte inmediata a la de Jacometrezo, pues también por ésta tenía aquél entrada. Esa institución la fundó; el año 1611, en sus casas, César Bogacio, natural de Luca, para que se recogiesen y educasen en el dogma católico los jóvenes ingleses que optasen por esta creencia. Se encargaron de regentar sus clases los padres de la Compañía de Jesús, que, en número de doce, vinieron del Seminario de Saint-Omer, en Flandes, por lo que el vulgo les llamó los tudescos. 

El rey de Inglaterra envió notas a España oponiéndose a ese instituto, por considerarlo contrario a su reino y a las relaciones de buena amistad que debían de existir entre aquel país y España. Pero el rey Felipe III por consejo de D Pedro Manso, presidente de Castilla, redactó otras notas, concebidas en términos fuertes, que en esto ponía su energía aquel blando monarca, y ofreció desde aquel día proteger a la real fundación, como lo verificó en 1614. En 1619 se instituyó en el mismo colegio una cofradía, titulada de la Fe, cuyo objeto era explicar en público la doctrina cristiana. 

En el Seminario de los tudescos fue donde le atacó la enfermedad mortal a Lope de Vega, en la tarde del 24 de agosto de 1635, cuando asistió a un acto de Filosofía y Medicina que defendía el doctor D. Fernando Cardona. Quedó sin sentido, y fue conducido al cuarto de otro ilustre madrileño, D. Sebastián Francisco Medrano, a quien él alaba en su «Laurel de Apolo». De allí pudo ser trasladado a su casa, en la calle de Francos, donde murió tres días después. 

Vicenta Verdier, la mujer degollada
Casi tan famoso como había sido en 1888 el crimen de la calle Fuencarral fue en 1907 y durante los siguientes años el asesinato sin resolver de la calle Tudescos, en la persona de Vicenta Verdier. La crónica publicada en la revista Nuevo Mundo, el 20 de abril de 1911, cinco años después de consumarse el crimen, decía así:

"En un pozo cayó el gozo de la policía, que creyó tener en sus manos al autor del asesinato de Vicenta Verdier cometido hace cuatro años en la calle Tudescos, de esta corte. En León fue detenido un individuo que dijo llamarse Salustiano Fernández Morales y que se confesó autor de aquel crimen. Sometido a pruebas, resulta que ni su nombre es el que dio (se llama José González del Castillo) ni es tan malvado como quiso aparecer no se sabe aún explotando qué combinación, porque el detenido de León niega en redondo sus primeras afirmaciones y llora a lágrima viva la imprudencia que ha cometido y que le ha tenido expuesto a sufrir perjuicios y males de consideración. Lo único cierto en todo el asunto es que José González del Castillo es un derrotado de la vida, sin trabajo honrado en que ocuparse, sin dinero para sobrellevar sus ocupaciones y sin norte a donde dirigir sus pasos porque todos los caminos los tiene cerrados; casado, su familia no le quiere a su lado, jugador, la fortuna le niega sus favores y los amigos el dinero que le prestaban; y ni siquiera puede usar de su carrera de farmacéutico porque en el ejercicio de ella su conducta hizo que toda la clientela le volviera las espaldas."

Madrid galdosiano
Galdós, en su reconstrucción del Madrid del siglo XIX, sitúa en esta calle de los Tudescos los secretos negocios de Restituta Requejo. Lo cuenta con estas palabras el joven Gabriel de Araceli, protagonista que va creciendo a lo largo de la primera serie de los Episodios Nacionales:

"Mi seductora ama tenía la costumbre, harto lucrativa, de asistir a todas las almonedas que se anunciaban en el Diario, y hacíalo con la benemérita intención de pescar muebles, colchones, ropas, adornos de sala y otros objetos, que adquiridos por poco precio, vendía después en dos o tres prenderías de la calle de Tudescos, que eran de su exclusiva pertenencia, aunque no lo pareciese."
Benito Pérez Galdós: El 19 de marzo y el 2 de mayo

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