jueves, 26 de febrero de 2015

Calle de Fernanflor

Calle de Fernanflor

La calle de Fernanflor está entre la plaza de las Cortes y la calle de Zorrilla, corriendo paralela a la fachada del Congreso de los Diputados.

Su primer nombre fue Florín porque aquí había una escuela de florete o florín. Se cuenta que dos de sus alumnos salieron para batirse en duelo. Entonces, Fray Juan Flisco, del vecino convento del Espíritu Santo, situado donde hoy se levanta el Congreso de los Diputados, intentó impedirlo, aunque con tan mala fortuna que fue él quien recibió la estocada muriendo a consecuencia de ello. Este primer nombre de la calle podría proceder de la escuela o bien del duelo del florín.

Desde 1902 recibe el nombre de Fernanflor en recuerdo del escritor Isidoro Fernández Flórez Fernanflor (1833-1897).
El Convento e Iglesia del Espíritu Santo se encontraba en el mismo solar que actualmente ocupa el Palacio de las Cortes.

Este convento, de Padres Clérigos Menores, fue fundado en 1594 bajo la advocación de San José por el beato Francisco Caraciolo y el Padre José Imperato, sobre una casa que para tal efecto les dejó el famoso Jacobo Trenci, apodado el Caballero de Gracia.
Según León Pinelo, allí estuvieron los religiosos hasta que tras surgir algunas diferencias con Jacobo Trenci, se trasladaron bajo el amparo de Magdalena de Guzmán, marquesa del Valle, a unas casas en la carrera de San Jerónimo que compró al marqués de Tabara. El traslado se efectuó el 20 de enero de 1599, tomando el patronato del convento la anteriormente referida marquesa del Valle.

En cuanto a su arquitectura, lo más destacable era su iglesia, levantada sobre planta de cruz latina, con crucero y cúpula sobre pechinas, las cuales, estaban decoradas con pinturas de Luis Velázquez. En el exterior, la fachada principal costaba de un cuerpo central flanqueado por dos torreones. En lo alto del cuerpo central, destacaba un medallón de mármol que representaba a Cristo resucitado.

El convento quedó vacío tras un violento incendio ocurrido en 1823, mientras oía misa el duque de Angulema, el militar francés que al frente de los cien mil hijos de San Luis acabó con el trienio liberal. Así estuvo durante más de una década hasta que en 1834 la Reina Regente María Cristina ordenó que se habilitara la iglesia del convento para acoger la reunión de las Cortes Generales. Para tal efecto, el edificio se modificó por completo, sobre todo la fachada, en donde se construyó un nuevo pórtico de ingreso.

No obstante, en 1837, cuando los progresistas accedieron al poder, entendieron que aquel viejo edifico no era el adecuado para acoger a la cámara popular, por lo que en las Cortes constituyentes de aquel año decidieron la construcción de uno nuevo sobre el solar del antiguo convento.

El 21 de marzo de 1842 comenzó la demolición de la iglesia, y 10 de octubre de 1843 la reina Isabel II puso la primera piedra del nuevo palacio del Congreso de los Diputados, el cual, realizado por el arquitecto Narciso Pascual y Colomer, fue inaugurado solemnemente el 31 de octubre de 1850.
Isidoro Fernández Flórez, más conocido por el pseudónimo periodístico y literario de Fernanflor (Madrid, 1840 - íd., 1902), fue un escritor, periodista, crítico de arte y humorista.

Estudió en el madrileño Instituto de San Isidro y, aconsejado por su amigo el escritor José Fernández Bremón, decidió dedicarse a la literatura en vez de a la carrera militar. Usó el pseudónimo caballeresco de "Fernanflor".

Empezó como periodista en La Ilustración de Madrid más o menos hacia 1870 y fue luego redactor de El Imparcial, haciéndose célebres las crónicas que redactaba bajo el sobrenombre de "Un Lunático", y de él partió la idea de publicar Los Lunes de El Imparcial. En 1879 consiguió que algunos de sus compañeros en este periódico se embarcaran en la fundación de uno nuevo, el diario El Liberal y en sus páginas publicó crítica de arte y literaria y las "Entrepáginas", en una línea semejante a la de Los Lunes de El Imparcial; también fue redactor de La Razón Española y colaborador de La Ilustración Española y Americana de Madrid y, con crónicas semanales durante ocho años, de La Ilustración Ibérica de Barcelona, lo que abandonó cuando le dieron un asiento en el consejo de administración de El Liberal. También fue colaborador de La España Moderna y del semanario El Arte. Escribió ensayos literarios y estudios sobre José Zorrilla y Manuel Tamayo y Baus. En 1898 ingresó en la Real Academia de la Lengua. Póstuma, en 1907, apareció una recopilación de artículos: Periódicos y periodistas. Al margen de su labor literaria y periodística, también tomó partido a favor del republicanismo y llegó a ser gobernador civil de Guipúzcoa durante tres meses en 1872.

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