Lleva el nombre italiano Juanelo Turriano porque vivió en esta calle durante su estancia en Madrid.
Juanelo, como se le conocía, es uno de los personajes más interesantes de la historia de Toledo. Fue una figura renacentista. Relojero, matemático, astrónomo, ingeniero, inventor, arquitecto... En definitiva, un dignísimo sucesor de Leonardo da Vinci.
Su nombre real era Gianello Torriani, y había nacido en Cremona, cerca de Milán, en 1501. Por aquel entonces, el Milanesado pasó a formar parte del Imperio Español de Carlos V, y como el joven Torriani empezó a destacar, primero en el taller de relojero de su padre, y más tarde como ingeniero e inventor, en 1529 es llamado a Toledo por el Emperador para ser el Relojero de la Corte, y allí vivió hasta su muerte, en 1585.
La labor de Juanelo en la gran colección de relojes del monarca fue magnífica, reparando, manteniendo y construyendo relojes astronómicos, algunos de ellos tan complicados como el Cristalino que además de dar la hora y la fecha, a cada minuto marcaba la posición del sol, la luna y los planetas, y que, en épocas posteriores, una vez desmontado, ha sido imposible volverlo a montar. Su amistad con el monarca le lleva a acompañar a Carlos V en Yuste hasta su muerte, jugando con él al ajedrez y construyendo para él autómatas.
Al final de la vida de Carlos I, construyó parte del palacio del rey en Yuste. Uno de los estanques construidos por Torriani produjo una acumulación de aguas estancadas que generaron la proliferación de mosquitos, que picaron al rey y le produjeron su muerte tras un mes de agonías y fiebres por paludismo.
Tras la muerte del Emperador, es nombrado Matemático de la Corte por su hijo Felipe II. Por entonces diseña las campanas del Monasterio del Escorial y es llamado en 1579 por el Papa Gregorio XIII para participar en la reforma del calendario (el Gregoriano, vigente en la actualidad). También por aquellos años se fraguó su ruina: la construcción del Artificio de Juanelo, que realmente fueron dos, unos ingenios creados para abastecer de agua a la ciudad de Toledo elevándola desde el río Tajo.
Por lo que es más conocido Juanelo es por la máquina hidráulica que construyó para subir el agua a Toledo desde el río, conocida como el Ingenio de Toledo o Artificio de Juanelo. Conseguía llevar el agua del río Tajo hasta el Alcázar, situado a casi 100 metros por encima del cauce del río. Basado en el uso de la propia energía hidráulica del río Tajo, constaba de gran cantidad de «cucharas» o «brazos de madera», engranados de modo ingenioso, que se iban pasando el agua los unos a los otros, en altura creciente, de tal manera que podía elevar gran cantidad de agua salvando el desnivel. Al parecer se mantuvo en funcionamiento, con un rendimiento cada vez menor a medida que envejecía y se estropeaba, hasta el año 1639; se ha calculado que en su mejor momento podía ascender en torno a 16-17 metros cúbicos al día.
Murió el 13 de junio de 1585 en la indigencia. Es fama que allí construyó un autómata de madera, llamado el Hombre de palo: una calle de la ciudad lo recuerda por este hecho. Además inventó una especie de ametralladora rudimentaria y algunas máquinas voladoras, diseñadas y construidas por él.
En el número 20 de la calle vivió Gaspar Melchor Jovellanos.
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