Esta pequeña callejuela que no tiene más de 50 metros
transcurre entre la calle del Espejo y la calle de la Unión, dentro del Barrio
de Santiago a escasa distancia de la Plaza de Ramales y el Palacio Real.
El nombre de la calle tiene como origen una leyenda ocurrida
hace varios siglos.
En aquella época, desairar al monarca era bastante
inoportuno y además, hacerlo traía severos peligros. Aparte de quitarle su
amante, jactarse públicamente de ello, pavoneándose con el lazo puesto, no fue
una idea brillante. Una noche, al salir de la casa de su amante, fue emboscado,
acuchillado y muerto. Junto al cuerpo inerte quedó un lazo cubierto con la
sangre del desdichado amante.
La muchacha, visto como se las gastaba el monarca, huyó y
jamás se supo más de ella.
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