La calle de la Esgrima nace en la vecina calle de Jesús y María y termina en la calle del Mesón de Paredes, anticipo del castizo barrio de
Lavapiés.
El nombre de la calle viene de la actividad que se
practicaba en un corralón situado en ella. El mismo maestro de esgrima que
impartía lecciones en la calle de la Espada se desplazó aquí para continuar su
labor, tras los problemas que tuvo con el dueño de la antigua finca. Este nuevo
corralón pertenecía a un viejo mercader de libros, que decidió alquilárselo por
veinte ducados al año.
Además de su labor docente, los días festivos el maestro de
esgrima cedía el espacio -siempre por diversión- para que los madrileños
pudieran llevar a cabo allí sus asaltos… sin embargo, no todos iban a
“divertirse”. Hubo varios escándalos ya que algunos contendientes se retaban a
muerte en este lugar, lo que le obligó al maestro a cerrarlo sólo para sus
alumnos, entre los que se encontraban, por poner algún ejemplo, los pajes del
duque de Lerma, valido de Felipe III.
La esgrima, conocida también como esgrima deportiva, para
diferenciarla de la esgrima histórica, es un deporte de combate en el que se
enfrentan dos contrincantes que deben intentar tocarse con un arma blanca, en
función de la cual se diferencian tres modalidades: sable, espada y florete. Su
definición es "arte de defensa y ataque con una espada, florete o un arma
similar". La esgrima moderna es un deporte de entretenimiento y
competición, pero sigue las reglas y técnicas que se desarrollaron en su origen
para un manejo eficiente de la espada en los duelos.
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