viernes, 20 de febrero de 2015

Calle de Lavapiés

Calle de Lavapiés


La calle de Lavapiés se sitúa entre la calle de la Magdalena y la plaza de Lavapiés.

Antiguamente se llamó Real de Lavapiés, por concesión de Felipe III aunque tuvo otras denominaciones, en el S. XVIII se la conocía como Avapiés, así lo escribe Ramón de la Cruz en sus sainetes, pero al siglo siguiente volvió a recuperar el nombre de Lavapiés.

Una gran cantidad de autores coinciden en que Lavapiés fue el origen de la judería de Madrid y que la sinagoga estaba donde hoy se encuentra la Iglesia de San Lorenzo.

Según una tradición, el nombre de la calle procede de una alameda con algunos viveros, los cuales estaban regados por unos arroyos que pasaban al pie de los árboles; según otra tradición, procede de una fuente o pila de abluciones que había aquí, en la que podría ser que fuera costumbre purificar los pies de aquellos que venían al barrio de la judería no siendo judíos y al salir se los lavaban. Otros afirman que el nombre de Lavapiés procede de cierto tipo de abluciones que hacían los judíos. Lo cierto es que el nombre de Lavapiés aparece por primera vez en un documento del siglo XVI, se trataba de una permuta de terreno para levantar una fuente: la de Lavapiés, que se surtía del Alto Abroñigal. Ramón de la Cruz fue quien utilizó por primera vez en el siglo XVIII el término Avapiés que perduraría durante algún tiempo.

Tras la expulsión de los judíos en 1492, dicha calle permaneció ocupada por los judíos conversos y el barrio comenzó a ser conocido por el de la manolería.

La manolería fue el término que se extendió a la población de los llamados barrios bajos -llamados así por su situación topográfica, ya que están en una suave pendiente que baja hasta el río- y porque Manuel o Manolo era el nombre más común que ponían los conversos a sus primogénitos.

Mención especial merece la industria más famosa de la calle, la de las buñolerías, que tuvieron una gran importancia desde su origen. De hecho, ya consta que en 1621 los buñoleros pidieron al Consejo la revocación de un auto por el que se mandaba vender la libra de buñuelos a catorce maravedíes, afirmando que no podían a menos de dieciocho.

Al final de la calle de Lavapies, en la esquina de la plaza de Lavapies con la calle de Tribulete estuvo la Real Fábrica de Coches y frente a ella la fábrica de cervezas.

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