La calle del Oso se encuentra entre la calle del Mesón de Paredes
y la calle de Embajadores.
La calle del Oso, debe su nombre a que en ella se exhibía un
oso encerrado en una jaula en la cual se metieron dos niños imprudentemente,
pero el animal no les hizo ningún daño.
Por este motivo, en el oratorio de San Marcos, situado aquí,
el hidalgo Diego de Vera colocó una imagen de la Virgen que sería conocida como
Nuestra Señora del Favor, a la que se le atribuye la milagrosa salvación de los
dos críos.
El hidalgo colocó su escudo en la fachada de su casa al cual
añadió la figura de un oso.
Se destaca el hecho de que el Arquitecto Mayor del Ayuntamiento, Pedro de Ribera naciera en el número 2 de la citada calle.
En la esquina con la calle de Embajadores se encuentra la iglesia de San Cayetano.
En esta calle se encuentra una corrala que es una de las más añejas de Madrid. Construida en la década de 1730, consta de un primer edificio de dos alturas y una casa de corredor anexa, en forma de ele, de tres alturas. El edificio está actualmente en obras de consolidación.
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Dice Pedro de Répide de esta vía:
De la calle del Mesón de Paredes a la de Embajadores, b. de Cabestreros, d. de la Inclusa, p. de San Millán.
Es una estrecha vía, en la que hay alguna sórdida mansión, célebre en los anales del hampa madrileña. En una humilde vivienda de esta calle murió el famoso actor José Mata, uno de los mejores de la escena española en el último cuarto del siglo XIX.
También se halla aquí la casa rectoral de San Cayetano, fundado por D. Diego de Vera. En la casa donde vivía este hidalgo, había sobre la puerta un escudo, cuyo blasón era un oso, como en las armas del Concejo de la Villa, y a esa figura heráldica se debe la denominación de la calle.
Don Diego de Vera fue anteriormente fundador de un oratorio dedicado a San Marcos Evangelista, en el que puso una imagen llamada de Nuestra Señora del Favor. Nombre que se atribuye al episodio de la milagrosa salvación de unos niños que penetraron en la jaula donde cierto ambulante extranjero guardaba y exhibía un oso, que por intervención sobrenatural no hizo daño alguno a sus inocentes visitantes.
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