Esta es la antigua calle de la Greda, cuyo nombre se debía a
los pequeños montes de gredas que poblaban este lugar donde vivían los gitanos.
La greda es una arcilla arenosa de color gris verdusco utilizada principalmente
para alfarería, se origina de rocas arcillosas que son las rocas sedimentarias
más abundantes sobre la Tierra.
Como en el número 24 de esta calle esquina a la de
Jovellanos tuvo su estudio el pintor Federico Madrazo, en el que vivió y murió en 1854, por acuerdo municipal, la calle recibió el nombre de Federico Madrazo
a partir de 1894. Sin embargo, como cuatro años después murió su hermano Pedro,
también pintor, la calle pasó a denominarse los Madrazo, nombre que incluye a
toda la saga familiar, seis hombres de tres generaciones.
En los números 3 y 5 nació el torero Rafael Gómez "El
Gallo" en 1882.
Los Madrazo fue una familia de pintores del siglo XIX y
comienzos del XX en cuyo honor cabe tener una calle en Madrid y cuyos
componentes fueron:
José de Madrazo y Agudo
Federico de Madrazo y Kuntz, hijo
de José.
Pedro de Madrazo y Kuntz, hijo de José.
Luis de Madrazo y Kuntz, hijo de
José.
Raimundo de Madrazo y Garreta,
hijo de Federico.
Ricardo de Madrazo y Garreta, hijo
de Federico.
Mariano Fortuny y Madrazo, hijo de
Mariano Fortuny y Cecilia de Madrazo, hija de Federico.
Quizás, el más conocido de la saga fue Federico de Madrazo y
Kuntz (Roma, 12 de febrero de 1815 – Madrid, 11 de junio de 1894) pintor
español, especializado en los retratos de estilo romántico. Es el más conocido
de la saga.
Hijo del pintor neoclásico José Madrazo, y de Isabel Kuntz
Valentini, hija del pintor polaco Tadeusz Kuntz, estudió en la escuela de
Alberto Lista, en Madrid, y en la Real Academia de Bellas Artes de San
Fernando. Su cuadro La continencia de Escipión le valió el ingreso en la Real
Academia de Bellas Artes de San Fernando a la edad de diecinueve años.
Marchó pensionado a París a estudiar pintura con Ingres,
amigo de su padre. Allí adquirió un estilo romántico a la manera francesa. Tras
una estancia de dos años en Roma, regresó a España, y desde 1842 desarrolló una
intensa labor artística y docente, rodeado de algunos artistas que como él se
habían formado en Francia e Italia, entre los que destaca el maestro catalán
Joaquín Espalter.
Ya en Madrid, fue pintor de cámara de la reina Isabel II,
del mismo modo que su padre había sido pintor de la Corte con Fernando VII. Fue
nombrado director del Museo del Prado, pero perdió el cargo con la Gloriosa,
revolución liberal de 1868. Fue repuesto en este cargo en 1881. Fue director de
la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Colaboró en algunas revistas
de su tiempo, sobre todo con grabados y dibujos para grabar, y en contadas
ocasiones publicó algunas reflexiones teóricas sobre pintura y arte en general.
Pintó retratos, sobre todo del mundo aristocrático y de la
cultura (Carolina Coronado, Manuel Rivadeneyra, Gertrudis Gómez de Avellaneda,
Ramón de Campoamor, la Condesa de Vilches, el general Evaristo San Miguel,
Larra) y algunos cuadros de historia, si bien casi todos estos son de su etapa
juvenil. Cuando se asentó profesionalmente, se dedicó casi por completo a los
retratos. Gozó de gran prestigio y tuvo diversos aprendices, como los franceses
Léon Bonnat y Gérôme. En la publicación El Artista, a cuya creación contribuyó,
insertó poemas y artículos, y allí publicó algunos grabados. Su hija Cecilia
fue madre del también pintor Mariano Fortuny y Madrazo.
Destacan en su obra el retrato de Isabel II, de la Real
Academia de Bellas Artes de San Fernando,-de excelente factura-, y el del
marido de la reina Isabel, Francisco de Asís, el del rey Alfonso XII, el de
quien fuera Presidente del Gobierno Juan Bravo Murillo, el del Presidente de la
Primera República Española Nicolás Salmerón, y los de Ramón de Campoamor o José
de Espronceda.
Dirigió la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y
el Museo del Prado en dos ocasiones, donde se exponen algunas de sus obras
maestras, entre las que destaca el Retrato de María Amalia del Llano y Dotres,
Iª condesa de Vilches.
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