domingo, 8 de febrero de 2015

Calle de Grafal

Calle de Grafal

A la calle Grafal, entre la Plaza de Segovia Nueva y la calle de la Cava Alta, antiguamente se llamó del Azotado.

Se cuenta que hace unos siglos vivió en esta calle Hernán Carnicero, personaje que había llevado una vida plácida hasta que algún tipo de gafe se apoderó de él. Todo comenzó cuando las autoridades de la villa, debido a una denuncia anónima, supieron que Hernán le había cogido el gustillo al visitar a horas intempestivas a una de sus vecinas, Mary Gonzalbo.

Alegando que sus visitas tenían fines deshonestos, las autoridades condenaron a Hernán a ser azotado y a ser paseado en público a lomos de un asno. Para más inri la sentencia aclaraba que parte de esos azotes debía recibirlos delante de su casa. Tras una monumental paliza Hernán fue ingresado en el Hospital General donde tuvo que curarse por partida doble, ya que al daño físico recibido se le sumó el recuerdo de las burlas recibidas por parte de sus vecinos.

Calle de Grafal
Al volver a casa comprobó que el asunto no estaba olvidado, y es más, las chanzas hacia él iban en aumento. Al no querer soportar más humillaciones de nadie Hernán decidió deshacerse de su casa, vendiéndola o alquilándola, pero comprobó que nadie estaba interesado en ella ya que había pasado a conocerse como la casa del azotado y por alguna incomprensible razón nadie quería vivir allí.

Una noche Hernán decidió acabar con su mal fario, y decidió a quemar su casa. Por desgracia, el gafe seguía con él y las llamas se extendieron a las viviendas contiguas que acabaron también reducidas a cenizas. A partir de aquí la leyenda varía ya que hay quienes cuentan que Hernán fue arrestado y pasó buena parte de su vida a la sombra, mientras que otros afirman que tras comprobar el desastre causado puso pies en polvorosa, dejó al gafe atrás exhausto, y nunca más se supo de él.

Sea como fuere cuando la zona en la que estaba su vivienda se reconstruyó y pasó a denominarse como calle del Azotado, y se tomó la costumbre de llevar hasta allí a todas aquellas personas castigadas por las autoridades a sufrir el mismo castigo.

En el año 1747 la calle del Azotado cambió su nombre por el de calle de Grafal, en honor al Marqués de Grafal, corregidor que fué de Madrid, en cuyo tiempo se acabó de terraplenar el foso de la Cava Alta, y se reparó el aloli de la villa, y se ensanchó plaza de Puerta Cerrada, negociando con las monjas de la Concepción Francisca la cesión de una gran parte de terreno para formar la calle de la mencionada Cava Alta. Por haber estado alli su casa se le puso a la calle su titulo.

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